Ramajes que ocultan el bosque

Sin asimilar su derrota electoral, esperada y merecida, el PP está ejerciendo una oposición de acoso y derribo al Gobierno de España, basada en un racimo de monumentales mentiras que se van dispersando a través de variopintos canales de información -¿información?-. Pero no conformes con eso, algunos promueven el ejercicio del insulto, para alborotar la realidad, intentando crispar a una sociedad que, por otra parte, cada día sabe mejor lo que quiere.
La herramienta del Blog, donde poco a poco va interviniendo una sociedad civil participativa, nos tiene que servir para ir explicando las cosas, quitándole, a su vez, toda la intención casposa que la derechona sigue añadiendo con constancia infinita. Como en un futuro también será una herramienta más para "la pegada de carteles y los mítines virtuales", no estaría mal empezar desde, ya, a difundir nuestro mensaje, como una opción constructiva y democrática.
Éstos señores de la risa, y parece ser que de la verdad absoluta, divina y terrenal, se congratulan mucho con la última encuesta del CIS, por ejemplo. Unos datos que corroboran que el PSOE es el partido con más apoyos, a la vez que el Sñr Rajoy -aquél gallego ilustre de "los hilillos de plastilina"- saca la peor nota que nunca tuvo un líder de la oposición. Éstos señores, que en su día llamaban pedigüeño a Felipe González por los fondos de cohesión, hoy se apresuran a contar otra falacia de reuniones secretas Barroso-Zapatero, para explicar que si en un futuro hay menos fondos de cohesión para España, la culpa es de ese encuentro sospechoso. No de que habrá menos fondos porque la lógica de nuevas incorporaciones a Europa así lo requiera, sino que ello vendrá motivado por la reunión de marras. Y si lo desmiente Barroso en los medios de comunicación, explicando que no es conveniente mezclar la política interna de un país con asuntos de la comisión europea, pues luego sale el Sñr Pujalte, por ejemplo, diciendo que aquello también es mentira, tal vez porque, como dije al principio, ellos están en posesión de la verdad absoluta y revelada. Osea, como aquél dicho de tiempo atrás que alguien pintó en una tapia: "Ana no me quiere y la culpa la tienen los socialistas". Claro, cómo no...
Se pasa por alto que el Gobierno no ha perdido la complicidad con los ciudadanos, aunque antes de cumplir sus cien primeros días ya circulaba aquel temor a las hordas marxistas. Se pasa por alto que se han subido las pensiones, se ha incrementado el salario mínimo interprofesional, se han destinado más recursos para inversiones en educación y sanidad, junto con una política de vivienda que ha desacelerado la contínua subida del precio de las mismas. Se pasa por alto que, después de la manifestación contra la LOE, el Presidente del Gobierno ha recibido en Moncloa a distintos representantes con el fín de llegar a acuerdos, sin por ello tener que llamarles "pancartistas" o "gentes que ladraban su rencor por las esquinas", como si ocurría con el pasado inmediato de la era aznarista que en paz descansemos.
El ejercicio de la política, pues, requiere de unos tiempos democráticos y, precisamente, ahora no es el tiempo electoral, sino el tiempo de seguir trabajando para que España sea cada día más próspera economica y socialmente. Cuando toque, y a su debido tiempo, veremos a ver qué resultados obtienen los crispadores y los diseñadores de falacias; aquellos que a diario intentan poner ramajes con la finalidad de no poder divisar el bosque.