La Convención del PP

Durante este fin de semana hemos asistido a otra puesta de largo del partido en la oposición celebrando su Convención: "Hay futuro", cuyo eslogan es de una obviedad que puede resultar obscena. Hubo pasado, porque de todo lo que se habló fue de pasado, aunque se omitió la crísis del Prestige, la guerra de Irak y otras burdas y serias negligencias del gobierno del PP. Y hay futuro, como no podía ser de otra manera, pergueñándose desde este presente nuestro en el que estamos inmersos, a pesar de la crispación incesante que nos asola, cuyo proyecto político del gobierno socialista, sí garantiza y atisba los mimbres del futuro, aunque las constantes cortinas de humo traten de mitigar, por encima de todo, cualquier logro.

Según Acebes, sin sonrojarse lo más mínimo, el problema de España es Zapatero. El aserto, dicho para enardecer a la masa de acólitos, puede servir para encandilar a las mismas, pero desde luego no es el resultado de una somera reflexión; ya no digamos metafísica, sino de una mínima decencia moral de la que tantas veces ha demostrado que escasea. Con lo cual, nos encontramos con que nada nuevo se ha dicho en esa reunión meramente mediática de patrones impartiendo doctrina, aunque sí se vislumbran las primeras chispas internas que no saldrán más a la luz hasta los próximos comicios; una vez sabido que el PP vuelve a perder las elecciones. Llegados a ese punto, después de importantes luchas internas por el poder, tal vez nos encontremos con nuevas caras que sepan y quieran liderar un proyecto de centro derecha pero sin retornos repetitivos hacia los extremismos. De momento, la radicalidad va a seguir campando a sus anchas, así como el insulto soez y la mínima retórica.
Lo mismo un día dejan de hablar de Zapatero y hablan de y a los españoles... ¡Quién sabe!.